Había una vez una hormiga llamada Martina. Ella trabajaba y ayudaba a sus amigas y a su familia.
Cerca del hormiguero había una casa y vivía un hombre malo. Una noche las hormigas sentían que su hormiguero se movía. Salieron a ver, y el hombre les estaba destruyendo el hormiguero.
Las hormigas corrieron para todos lados y se reunieron para pensar. Martina tuvo una idea y lo planearon en secreto.
Al otro día, de noche, las hormigas fueron a la casa del hombre hasta a su cuarto, y lo picaron todo y escaparon. Al amanecer el hombre apareció todo picado y fue a buscar a las hormigas pero no estaban. Sin que el hombre se diera cuenta, entraron a su casa, y cuando este entró, tenía toda la casa con agujeros.
Pero, las hormigas no fueron porque le habían pedido ayuda a las hormigas voladoras.