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GRAN GOTELETTE

GRAN GOTELETTE
Autora: Maite Labarthe - 9 años

El año pasado fui a una casa en la playa 7 días con mi mamá, mi hermana y mi hermano. Fue muy divertido. El último día fuimos a la playa y yo estaba recolectando piedritas. De repente veo una piedra de 3 colores muy brillantes, azul, amarillo y verde. Me la llevé a casa.

Al día siguiente me desperté, no tenia que ir a la escuela porque todavía eran vacaciones, solo que ya estaba en la ciudad. Salí al jardín de mi casa, había llovido, entonces estaba lleno de charcos. Intentando no pisarlos me acordé de la piedra de 3 colores. La busqué por todas partes pero no la encontraba. Le pregunté a mi mamá y dijo que no la vio, me puse triste, hasta que vi a mi hermano con la piedra. Se la saqué y me hice un simple collarcito.

Volví a ir al jardín olvidando que habían charcos y me resbalé, pero, cuando toqué el suelo, el agua se corrió, miré la piedra y brilló. Me paré, toqué el agua y levanté la mano, en ese momento el agua flotó, me asusté y rápidamente bajé la mano, y el agua volvió al piso.

Lo volví a intentar, pero no funcionó. Me sorprendí y todas las tardes intentaba hacer lo mismo pero, nada pasaba. Estaba claro que el poder venía de la piedra, pero no podía entender porqué a veces funcionaba y a veces no.

Hasta que en una tarde lo logré, logré hacer que el agua se mueva, estaba muy contenta pero no sabía si contarlo o no. Fue en ese momento que descubrí que no podía mover el agua que estaba en cualquier lugar. Para moverla tenía que tenerla en mis manos, o tenía que ser una cuestión de necesidad, como el día en que el charco flotó para que no me mojara.

De repente me acordé que esa tarde iba a venir mi mejor amiga, y entonces cuando llegó le conté lo que había descubierto, quedó boquiabierta cuando le mostré. Ella me convenció de convertirme en una superheroína para salvar a todo el mundo del mal, ya que habían varios crímenes que nadie estaba pudiendo resolver. Decidimos que me iba a llamar Súper Gotelette -súper gotita en francés-, porque queríamos algo especial.

Empecé a practicar el manejo de mi super poder de manipular el agua con ella. Cuando se fue pensé que todos los superhéroes tienen traje y yo necesitaba el mio. Hasta que se me ocurrió hacer uno todo blanco, con una gota celeste en el centro. Al terminar el traje, fuimos con la madre de mi amiga y mi amiga a la plaza, me iba a quedar a dormir en su casa así que cuando llegué nos pusimos a ver la tele y en el informativo decía que habían raptado a una familia de 3 personas, una mamá, un papá y un niño. Mi amiga y yo nos miramos, me puse el traje y fui a la acción.

Al llegar al lugar estaba lleno de policías pero no entraban porque tenían a la familia de rehén, yo entré silenciosamente haciendo ruido de agua, ya que estaba lloviendo, para que nadie se diera cuenta. Cuando llegué a la habitación donde estaba aquél señor, lo agarré por la espalda y le tiré agua congelada para que soltara el arma y lo metí en una burbuja de agua. Llevé la familia a su casa en mi “aguamóvil” (el agua móvil es algo así como un pedazo de hielo que se mueve con unas ruedas cristalizadas que tienen una capacidad para mantener el aguamóvil sin que se derrita) y, llevé al villano a la cárcel.

Resultó que ese señor era quiosquero que había encontrado otra piedra, pero esa piedra era blanca, negra y violeta, y se la había puesto como anillo, ya que no era muy grande, y esa piedra le ponía un traje que a él le gustó, pero también le hacía tener un carácter diferente. Le quitaron aquella piedra y la investigaron, mientras que él iba conmigo hacía su casa, ya que no había sido su culpa, sino que había sido la fuerza de la piedra.

 

Volví a la casa de mi amiga. Ella estaba entreteniendo a su madre para que no se diera cuenta de que me había ido. Comimos un rico Ramen (unos fideos chinos deliciosos) y descansamos. A la mañana siguiente nos dimos cuenta que las piedras pueden ser muy poderosas entonces las guardamos a las dos y las dejamos en un museo, y solo las agarramos si de verdad es necesario.