Construida en 1870 por el francés Víctor Rabau y declarada Monumento Histórico Nacional desde 1975, fue edificada como un pequeño oratorio por la familia Jackson en un sector de su quinta, que fue la antigua chacra de Larrañaga, en torno a la cual se fue generando el barrio Atahualpa, con amplias residencias inmersas en vastos jardines. Hoy, totalmente integrada a la ciudad, aún conserva características que evocan el momento en el que fuera edificada.
Se trata de un templo de una sola nave; exteriormente se lee la presencia de un crucero, el que es generado por las dos sacristías adosadas a la nave. La esbelta torre está rematada por una lujosa flecha, en el eje de la fachada principal.
Todo el edificio está unitariamente concebido, apelando al lenguaje gótico -por su carácter evocador- como fiel expresión del espíritu romántico íntimamente vinculado al ambiente señorial y bucólico de las casas quinta finiseculares. Se aprecia una clara manifestación del carácter ecléctico historicista que predominaba en la arquitectura al momento de construirse esta singular obra.