Bien de Interés Municipal desde 1995.
Denominada en su época como Quinta de las Rosas, por estar rodeada de un parque con rosas importadas de Inglaterra.
Fue construida como residencia de veraneo en una zona que tenía gran importancia como el Prado, en un momento en el que la costa no había adquirido aún su primacía.
El técnico francés Rabu construyó esta residencia, ubicada sobre una importante vía de comunicación que fue desde la época colonial uno de los principales caminos que vinculaban la ciudad con el territorio, en una zona de ricas residencias y trabajados jardines, donde conviven exóticas especies importadas por el hombre.
Para esta vivienda, el proyectista buscó no sólo en la resolución formal –con claras referencias a las villas italianas – sino, en el lenguaje elegido, una respuesta a la vida de distensión y ocio que en ella se realizaría. Fue así que dentro del repertorio ecléctico se optó por utilizar un lenguaje con claras alusiones moriscas.