La Casa Quinta del Gobernador José Joaquín de Viana, edificada hacia 1750, se erige como un vestigio emblemático del pasado colonial de Montevideo. Originalmente concebida como una chacra de recreo, esta residencia era parte de las tierras que el gobernador Viana recibió en la zona del Miguelete. La edificación, con muros de ladrillo de 80 cm de espesor, techos de teja y detalles decorativos como postigos tallados y rejas de hierro, representa un ejemplo único de arquitectura rural colonial.
La vivienda incluía múltiples espacios: una sala con una estufa decorativa, habitaciones privadas, áreas de servicio y un escritorio. Su posición elevada ofrecía vistas estratégicas hacia la ciudad, permitiendo establecer comunicación mediante señales ópticas. Esta ubicación también respondía al diseño de las chacras coloniales, donde la vida agrícola y la residencia coexistían.
La casa está profundamente ligada a la historia de Uruguay. Viana, primer gobernador de Montevideo (1751-1754 y 1771-1773), desempeñó un papel crucial en la organización de la ciudad y el asentamiento de pobladores. Su esposa, María Francisca Alzaibar, también influyó en la gestión de las tierras familiares, conectando la finca con importantes figuras históricas, como su nieto Manuel Oribe, cofundador del Partido Nacional y presidente de Uruguay.
Tras pertenecer a diferentes propietarios, la finca fue adquirida por el Estado en 1962 y declarada Monumento Histórico Nacional en 1975. En las últimas décadas, se han llevado a cabo investigaciones arqueológicas y actividades para valorizar el sitio como patrimonio tangible.
Hoy, la Casa Quinta del Gobernador Viana no solo destaca como la construcción civil más antigua en pie de Montevideo, sino también como un símbolo del legado colonial y los procesos urbanos de la ciudad.
Restaurada recientemente por el Municipio C, su preservación sigue siendo un desafío, pero también una oportunidad para fomentar la identidad cultural y el vínculo de la población con su historia.