Bien de Interés Municipal desde 1995. Monumento Histórico Nacional desde 1999.
Se ubica en la avenida Joaquín Suárez, una de las arterias del Prado que se caracteriza por la presencia de numerosas casas quinta. Se trata de un edificio de dos plantas, más otra incluida en un empinado tejado de pizarra. La fachada principal está conformada en torno a un eje situado en el acceso, aunque la simetría se desdibuja, ya que las torres en ambos extremos presentan volumetrías y alturas diferentes. El lenguaje expresivo utilizado se vincula claramente con las corrientes ecléctico-historicistas, en una versión vinculada al estilo gótico, fácilmente identificable, tanto en la volumetría como en el diseño de los vanos, pináculos y balcones.
A pesar del tiempo transcurrido y de las transformaciones sufridas, tanto por la casa como por su entorno, aún hoy conserva sus rasgos fundamentales y su carácter evocador del período en el que se construyeran estas residencias de descanso, rodeadas de hermosos parques.
Su propietario fue tan responsable de la dirección de la construcción como de su equipamiento, que incluía varias obras realizadas por él mismo (cuadros, esculturas), así como un lujoso mobiliario de estilo gótico hecho por artesanos florentinos. La vivienda fue refaccionada y ampliada por el arquitecto Gardelle entre los años 1912-14, respetando las características de su arquitectura.