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¡Dale pedal a la vida!

Este pasado sábado 21 se llevó a cabo la ciclovía en la Zona 15 del Municipio C de nuestra capital.

 

 

La actividad, que ya ha pasado por otras zonas barriales, se desarrolló de manera prolija y natural. La concentración fue en Rambla Delmira Agustini y Av. Buschental, continuando el circuito por una de las calles internas del Prado, María Vaz Ferreira, accediendo y respetando los cortes de calles necesarios para perimetrar el circuito.

A pesar de las temperaturas bajas con que comenzó la mañana, un buen número de vecinos/as se fueron acercando a disfrutar del aire libre en un contexto privilegiado para la vista, como es el Rosedal y demás caminos del Prado de Montevideo.

Corredores avanzados y principiantes aprovecharon del día para desarrollar actividades físicas. Sobre una de las orillas del Miguelete se observaba gente de todas las edades haciendo uso de los aparatos de gimnasia de la Intendencia, resistentes a la intemperie. Corredores saludables iban y venían concentrados en mantener un buen ritmo, ya convencidos de los beneficios y habituados a quemar toxinas y grasas mediante el ejercicio físico.

Los vecinos/as que concurrían sin rodado con el que pasear y ejercitarse, tenían a disposición bicicletas brindadas por la División Movilidad de la IM, bicicletas binomios para experimentar el pasear de a dos, así como también había bicicletas de tres ruedas para personas con discapacidad.
A medida que pasaba la mañana, el sol se dejaba ver de a ratos y calentaba un poco la jornada. Todo tipo de rodados fueron apareciendo en escena: bicicletas, carros, bicis-binomios, hasta una mini-bicicleta de payaso que, justamente, un payaso con nariz roja se animó a usar.  

Entre los asistentes estaba la alcaldesa del Municipio C, Miriam Rodríguez junto a la Intendenta Ana Olivera, disfrutando junto a otros alcaldes amigos de un viaje en carro.

En la mitad del circuito se habían apostado unos puestos que brindaban agua de OSE y manzanas fresquitas facilitadas por el Mercado Agrícola, punto referencial  ineludible del Municipio, ofreciéndoles a los corredores y bicicleteadores, agua para hidratar el cuerpo, y manzanas para continuar con la salud en la alimentación. 

Analía y Franco, junto a su hijo Santiago, vecinos de la zona, se acercaron a disfrutar de un paseo en un carro pedaleado por los tres, divertidos y con esfuerzo movían a pura tracción a sangre el mecanismo que los  trasladaba mientras se refrescaban tomando el agua que tan bien venía a esa altura.

Por el mediodía, una de las actividades pautadas y realizadas fue un partido de basket con la particularidad de que los jugadores estaban en sillas de ruedas. Según el profesor de educación física, Sebastián Fernández, la actividad estaba pensada para desarrollar la inclusión, ya que igualaba y hacía experimentar a las personas que no cuentan con discapacidad física la sacrificada e invalorable vida que sobrellevan con dignidad los que desafortunadamente cuentan con problemas físicos congénitos o por accidentes.   

Después de acostumbrarse a las sillas y sus movimientos el partido fue parejo y muy entretenido, haciéndoles vivir a los participantes una nueva experiencia, la cual concientiza sobre la realidad de otros que a la vez son iguales.

Después de haber paseado y disfrutado de hacer deporte cada vecino/a se fue a su casa contento de haber aprovechado esta instancia municipal de participación, una actividad al aire libre que renueva las ganas por seguir pedaleando en pos del encuentro.